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Licenciatura en Ciencias Naturales y Educación Ambiental
Licenciatura en Ciencias Naturales y Educación Ambiental
El Taller de Lectura y Escritura I tiene está enfocado, por medio de herramientas teóricas y ejercicios prácticos, a la consolidación de las competencias lectoras, la escritura crítica y la oralidad. Este taller se plantea como un espacio propicio para trabajar la lectura y la escritura desde un ambiente de reflexión del estudiante frente a su realidad y su entorno social. Así mismo, el taller promueve el pensamiento crítico, el análisis y la toma de decisiones, mostrando, por medio de una lectura y escritura crítica, su opinión frente a un contexto personal, político, académico y profesional
Licenciatura en Ciencias Naturales y Educación Ambiental
Este espacio académico busca establecer un campo de actuación circunscrito a la construcción de explicaciones fenomenológicas de eventos y procesos, que permiten apreciar la gran Diversidad de objetos materiales y sustancias (gases, piedras, hojas, entre otros) y la existencia de patrones repetidos de cambios en la naturaleza, como los ciclos de la vida, de la materia o del agua; a partir de la experiencia de la vida cotidiana así como del estudio sistemático de fenómenos que se dan en la naturaleza; articulando las perspectivas biológica, química y física a la interpretación compleja de eventos y procesos.
Hay que admitir que nadie sabe todavía cómo se inició la vida.
Miller y Orgel
La teoría de la evolución, tal como se entiende hoy, no explica los orígenes de la vida, ni requiere, para ser epistemológicamente válida, una descripción de cómo se llevó a cabo la aparición de los primeros sistemas vivos. Sin embargo, la teoría de la evolución de Darwin proporcionó el marco para el desarrollo de las explicaciones científicas acerca de los orígenes de la vida de Oparin, Haldane, Urey y otros. Es decir, como plantean Margulis y Sagan (2005), “el origen material de la vida fue una extensión lógica de la idea de que todas las especies habían evolucionado de un ancestro común. Si las especies podían evolucionar, nada impedía que la materia misma hubiese evolucionado hacia la vida”.
Algunas de estas hipótesis consideraban la vida como una característica emergente de la naturaleza y trataron de comprender su origen mediante la explicación histórica, pero la mayoría de estas explicaciones pasó desapercibida, en parte porque eran esquemas especulativos desprovistos de pruebas directas o que no están sujetos a pruebas experimentales (Lazcano 2010).
Un importante avance científico se produjo, sin embargo, cuando Oparin en 1924, sugirió que las formas de vida primordiales habían sido heterótrofos, es decir, que dependían de fuentes externas de compuestos de carbono y energía para su nutrición, crecimiento y desarrollo. Basado en la simplicidad y la ubicuidad de reacciones fermentativas, Oparin sugirió que los primeros organismos deben haber sido bacterias heterotrófas que no podrían hacer su propio alimento, pero que obtenían materia orgánica presente en el medio primitivo.
La vida parece haberse originado en cualquiera de los ancestros primordiales de las bacterias modernas. Esos primeros seres, sistemas químicos que se convirtieron en seres biológicos, habrían metabolizado e incorporado energía, nutrientes, agua y sales en sus identidades en desarrollo. Se formaron así las primeras células. (Margulis y Sagan, 2005)
En este contexto, es importante reconocer que respecto a los orígenes de la vida, no solo hay una explicación científica. Para todos los pueblos del planeta esta ha sido un cuestionamiento prioritario, y por ello, dentro del desarrollo del curso, se abordaran algunas cosmogonías al respecto.